Butia capitata (Mart.) Becc.
ArecaceaeEl 13 de diciembre de 1519, después de un viaje de once semanas sin interrupción, la expedición de Magallanes alcanza las costas de Brasil en la Bahía de Guanabara, donde posteriormente se levantará Río de Janeiro. Son tierras que desde el Tratado de Tordesillas pertenecían oficialmente a Portugal. Sin embargo, los portugueses no se habían establecido aún, por lo que la magnífica bahía era una tierra de nadie. Los expedicionarios se detienen algunos días en estas ricas tierras para aprovisionarse abundantemente de productos locales como piñas y batatas.
Los pacíficos indígenas asombran a Pigafetta, especialmente las mujeres, que llevan su cabellera por único vestido. El cronista habla también de ciertos aprovechamientos que de la naturaleza hacen estos nativos, como la construcción de canoas a partir de troncos de árboles y el uso de, según Pigafetta, unas “palmas negras” para realizar sus arcos. Serían palmeras como la butia, empleada para hacer cestería, las que utilizarían las poblaciones locales para construir sus armas.
El nombre Butia deriva de hecho de un término de los indígenas de esta región, mbotia que a su vez viene de mbo, hacer, y tia, diente curvo, en referencia a los dientes que revisten el peciolo de la hoja. capitata es un término latino que hace alusión a la cabeza, ya que esta palmera achaparrada, que apenas sobrepasa los 6 metros de altura, recibe el nombre común de "cabezón" por los mineros de Bahía. En este estado brasileño y en los de Goiás y Minas Gerais, la butia es especie endémica. Se distribuye también por el este de Uruguay y Norte de Argentina, próxima parada que harán Magallanes y los suyos una vez que dejen las costas de Brasil y partan rumbo sur, buscando el famoso paso que desde América les permita llegar a las Molucas.